En el contexto empresarial actual, no hay duda alguna de que la innovación es clave por muchas razones. Entre otras cosas, permite competir con mayor eficiencia, ayuda a adaptarse ante cambios en el mercado y crea nuevos mercados con alto potencial económico.
Sin embargo, el concepto de innovación es utilizado, comúnmente, como un término genérico más, y son pocas las organizaciones que, genuinamente, entienden lo que esta idea representa, el valor que puede aportar y lo que se debe hacer para llevarla a la práctica.
Con el propósito de ayudarte a fomentar una verdadera cultura de innovación en tu empresa, que genere resultados tangibles, aquí explicamos todo lo relacionado con este concepto: desde su significado y las ventajas de materializarlo, hasta lo que un proceso ideal de innovación debe tener y las mejores prácticas a seguir para ejecutarlo.
¿Qué es y qué conlleva la innovación empresarial?
Fundamentalmente, la innovación empresarial es el proceso de implementar nuevas mejoras en una organización con el fin de crear valor para ella misma y para sus clientes, ya sea a través de optimizaciones internas, nuevas tecnologías e ideas, mejores productos, etc.
Partiendo de esta definición, para que algo pueda ser considerado como innovador dentro de tu empresa, debe de cumplir estas tres características:
- Tiene un uso práctico, es decir, no es solo una idea creativa, sino que se puede aplicar a un contexto concreto de forma realista.
- Representa una novedad significativa con respecto a la forma tradicional de hacer las cosas en tu empresa, o sea que es más que una simple mejora operacional.
- Genera cambio tangible positivo que va más allá de la mera implementación de una herramienta o la adopción de un nuevo enfoque.
Puede parecer como algo demasiado básico, pero entender esta definición es clave para identificar lo que la verdadera innovación representa y así invertir en ella y en obtener sus beneficios efectivamente.
¿Qué puede hacer la innovación por tu empresa? Ventajas principales
Queda claro lo que la innovación es, pero, ¿por qué es bueno invertir en ella? De acuerdo con una gran cantidad de reportes, encuestas y estudios, apostar por la innovación vale la pena debido a que es capaz de brindar estas ventajas:
- Permite la diferenciación clara de tu empresa frente a sus competidores con propuestas novedosas de valor, ya sea en productos y servicios o ventajas de velocidad, bajo costo, etc.
- Contribuye a la eficiencia operativa y rentabilidad por medio de la optimización de procesos, llevando a menores costos. En una encuesta, se encontró que el 70% de empresas líderes en rentabilidad ha invertido en innovación para expandirse a nuevos mercados.
- Aumenta el potencial de ganancia económica y crecimiento de tu negocio mediante propuestas nuevas capaces de captar segmentos diferentes de mercado y una oferta diferenciada y competitiva que mejora su posición comercial. De hecho, se estima que el 62% de empresas con un ritmo rápido de crecimiento priorizan las inversiones en innovación.
- Brinda flexibilidad ante cambios, permitiendo a tu empresa adaptarse a nuevas tendencias y condiciones económicas y comerciales. De acuerdo con McKinsey, las organizaciones con una fuerte cultura de innovación se adaptan más fácilmente a transiciones diversas, como aquellas de origen tecnológico.
- Asiste en la retención de talento, captando empleados con alta motivación y preparación para el desarrollo de nuevas propuestas.
Tipos de innovación empresarial y ejemplos
La innovación no solo es un tipo de proceso, sino que abarca diferentes procedimientos estratégicos que se pueden clasificar según su área de impacto o según el grado de cambio que representan, y entender estas diferencias es crítico para realizar una inversión suficiente en el tipo de innovación más adecuado para ti.
De acuerdo con su área de impacto
Dependiendo de la función que impactan en tu empresa, los procesos de innovación se pueden clasificar así:
Innovación de modelo de negocio: conlleva mejoras o modificaciones en la forma en la que tu negocio crea valor para clientes a cambio de un precio, como un cambio de un modelo de venta única a uno de suscripción o una modificación de tu oferta.
Innovación de producto: implica la creación de nuevos productos o la mejora de ofertas actuales. Por ejemplo: el lanzamiento de un equipo de cómputo mejorado por parte de una empresa de tecnología o el diseño de una nueva gama de electrodomésticos por parte de la misma.
Innovación de procesos: son mejoras en la forma en la que se hacen las cosas dentro de tu empresa, abarcan innovaciones como el uso de tecnología para la automatización de cobros y pagos.
Innovación estructural u organizacional: representa la reestructuración del componente humano en tu organización con fines de productividad, reducción de costos, creación de sinergias, etc. Un ejemplo puede ser la eliminación de intermediarios para mejorar la comunicación entre gerentes y personal operativo.
Innovación en marketing: abarca la aplicación de ideas novedosas y diferentes en la forma en la que tu empresa comunica y promueve su oferta. Por ejemplo: una transición radical en tu voz de marca para acceder a otro mercado.
Innovación en servicio: engloba la creación de valor de forma paralela a tu oferta principal, como a través de un mejor proceso de atención al cliente o por medio de envíos más accesibles.
De acuerdo con su grado de disrupción y cambio
Dependiendo del cambio que representan para tu empresa, las innovaciones se pueden clasificar como incrementales, radicales, arquitecturales o disruptivas. Esto es lo que cada una representa:
Innovación incremental: implica la realización de pequeños cambios progresivos a procesos, productos y áreas existentes. Un ejemplo puede ser la optimización y mejora continua de procesos de producción, tal y como la creación del modelo de lean manufacturing de Ford.
Innovación radical: conlleva un cambio más pronunciado, que modifica a un mercado o crea uno nuevo por completo. Por ejemplo: la invención de un nuevo producto farmacéutico que capta a todo un nuevo segmento de clientes desatendidos.
Innovación arquitectural: abarca reestructurar una oferta de valor o varias, así como la comunicación en torno a ellas, para lanzarlas a otro mercado. Un ejemplo claro: el uso de distintos avances tecnológicos no relacionados, como baterías, motores y software, por parte de Tesla, para lanzar un vehículo eléctrico que atrae un nuevo mercado.
Innovación disruptiva: representa la modificación total del paradigma de un mercado específico. Por ejemplo: la transición de Netflix a un modelo de streaming que marca una tendencia en el mercado de entretenimiento y dicta las acciones de futuros competidores.
Te podría interesar: Metodologías para la mejora de procesos empresariales
Las fases de un proceso exitoso de innovación
En un sentido más básico, la innovación debe ser llevada a cabo mediante un proceso conformado por 4 etapas fundamentales que resumen todo lo que implica innovar dentro de tu empresa, efectivamente, con ideas nuevas, mecanismos claros para volverlas realidad y un impacto palpable.
Esto es lo que cada una de las 4 fases representa:
- Ideación: involucra identificar oportunidades en donde la innovación podría ser útil y generar ideas generales sobre cómo podría ser llevada a cabo.
- Conceptualización: implica analizar propuestas, evaluar las más realistas, determinar su viabilidad y propósito y darles una forma más concreta con prototipos y planes más concretos de creación.
- Experimentación: conlleva traer los prototipos diseñados a un contexto real para ponerlas a prueba, medir su impacto, conseguir retroalimentación y refinarlos.
- Implementación: significa lanzar oficialmente una solución (de producto, proceso, etc.) y monitorear su desempeño para continuar mejorándola.
Consejos para fomentar la innovación en tu empresa
Las fases anteriores son solo una guía básica de lo que el proceso de innovación debe de englobar para cumplir su propósito más esencial. Entonces, para obtener los mejores resultados posibles, hay otras prácticas que podrían ayudarte:
Fomenta la innovación y mejora continua en el día a día de tu empresa
La innovación tiene que nacer naturalmente en tu empresa, y la mejor forma de asegurar que esto suceda es fomentando una cultura que la motive e incentive cotidianamente.
¿Cómo? Tomando en serio las propuestas innovadoras, premiando la creatividad y tolerancia al riesgo que trae consigo la innovación, y adoptando una filosofía de mejora continua, en la que todo proceso y producto siempre se puede optimizar.
Entiende bien la clase de valor que necesita generar tu negocio
Muchas propuestas de innovación fallan económicamente al no aportar algo de valor para clientes o para la empresa que las lleva a cabo, así que debes respaldar a cada una de ellas con datos realistas sobre el mercado, pruebas e información que justifique decisiones y permita determinar, adecuadamente, su viabilidad.
Fija metas claras
Una vez que cuentas con una idea clara del valor a crear, es buena idea fijar metas que guíen su generación con un punto de referencia claro que cada decisión y acción pueda seguir.
Favorece la comunicación y colaboración entre departamentos
Cada miembro de tu empresa aporta una perspectiva única desde su experiencia que puede ser valiosa para innovar en otra área diferente, por lo que adoptar un enfoque colaborativo e interdisciplinario entre departamentos siempre es algo aconsejable.
Crea un presupuesto de innovación y desarrollo
A fin de cuentas, no hay innovación que pueda generar cambio sin fondos que la hagan realidad. Por lo tanto, es muy importante asignarle a este proceso recursos financieros, de acuerdo con las posibilidades de tu negocio, que permitan costear la materialización de ideas nuevas.
La relación entre innovación exitosa y acceso a capital
No se puede exagerar la importancia que tiene el acceso a capital en la concreción de proyectos de innovación exitosos y la realidad es que la falta de este es una de las barreras principales que frenan el desarrollo de nuevas propuestas en empresas de diversos tamaños y esparcidas a lo largo de múltiples sectores comerciales.
El camino hacia financiación suficiente para traducir ideas y planes innovadores a un contexto real no es sencillo, pero ahora puede ser más fácil gracias a la evolución del sector fintech, en donde empresas como Xepelin operan para hacer del financiamiento algo mucho más accesible para todo tipo de compañías.
¿Cómo? Con crédito rápido, flexible y completamente digital por medio del factoring, una solución que le permite a tu negocio adelantar el cobro de tus facturas pendientes para obtener un impulso inmediato de liquidez, algo valioso para afrontar los costos recurrentes de un proyecto de innovación o de cualquier otra área.
Todo esto, con menores requisitos que el crédito bancario tradicional, montos y tasas que se adaptan a lo que tu empresa necesita y financiación disponible en menos de 24 horas.
Para conocer más sobre los servicios financieros que Xepelin le brinda a tu negocio, comienza simulando tu crédito, o crea una cuenta hoy mismo para experimentar los beneficios del financiamiento Xepelin.
Xepelin ofrece financiamiento empresarial para tu negocio. Cobra por adelantado las facturas de tu negocio, sin deuda bancaria y en pocos minutos.









