Sin importar si necesitas nueva maquinaria e inmobiliaria o si requieres modernizarla, los costos de hacerlo pueden ser significativos, dejando a tu empresa con poca liquidez para afrontar otros gastos y con incertidumbre sobre si la inversión realizada será rentable. En estos casos, el leasing puede ser una solución adecuada.
Pero, como sucede con cualquier otro producto o servicio financiero, es buena idea familiarizarte con el sistema de leasing antes de recurrir a él, ya que sus características son únicas y entenderlas es clave para saber cuándo es viable recurrir a él y cuándo es mejor apoyarte en otras soluciones de financiamiento.
Para ayudarte, en este artículo hablaremos sobre el leasing, su funcionamiento, sus tipos y sus ventajas y desventajas principales. Además, responderemos a preguntas comunes sobre este producto financiero para que así consigas comprenderlo a fondo y puedas incorporarlo a tu estrategia financiera de forma segura.
¿Qué es el leasing y cómo funciona?
El leasing o arrendamiento es un sistema de financiamiento por contrato, a través del cual, tu empresa puede rentar un activo fijo que necesite a cambio del pago de una cuota mensual a una institución o entidad arrendadora. Dependiendo del tipo de leasing, es posible que tengas la opción de adquirir el activo al finalizar un contrato particular.
Aunque el proceso puede variar dependiendo de las cláusulas de cada contrato, una operación promedio de leasing transcurre en 5 etapas:
- Tu empresa acude con una institución o entidad que ofrezca servicios de leasing y solicita el arrendamiento de activos específicos (ya sean estos vehículos, maquinaria, instalaciones, etc.).
- La institución adquiere los activos solicitados, de acuerdo con los detalles proporcionados.
- Después, tu empresa (arrendatario) y la institución (arrendador) negocian y firman un contrato en el que se establece el plazo de amortización de los activos, las cuotas mensuales a pagar y si habrá oportunidad de adquirir los activos al momento de que finalice el contrato.
- Tu empresa podrá utilizar los activos arrendados de la forma en la que lo necesite y se encargará de pagar las cuotas correspondientes a tiempo.
- Una vez finalizado el contrato, tu empresa tendrá la opción de renovarlo, devolver los activos o comprarlos, dependiendo de lo pactado en el contrato inicial.
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¿Qué beneficios ofrece el leasing?
Al recurrir al leasing, puedes esperar una serie de beneficios como los siguientes:
- Acceso a activos necesarios para el proceso productivo de tu empresa, sin descapitalizarte.
- Cuotas y pagos flexibles que dependen de cada contrato y que pueden adaptarse a la estacionalidad de tu negocio.
- Deducciones fiscales que pueden reducir los impuestos a pagar, al mismo tiempo que recibes financiamiento.
- Se trata de financiamiento que es sencillo de planificar, lo cual reduce la probabilidad de presentar sobreendeudamiento.
- Dependiendo del contrato, es posible que tu empresa no deba asumir costos de mantenimiento.
- Disminuye el riesgo de obsolescencia de maquinaria, especialmente si los activos son de tecnología que evoluciona rápidamente, ya que puedes optar por no adquirir un activo al finalizar su contrato de arrendamiento.
¿Qué desventajas tiene el leasing?
Junto con los beneficios mencionados, el leasing trae consigo desventajas importantes que debes evaluar antes de recurrir a él:
- Mayor costo a largo plazo, dado que contratos extensos podrían resultar en cuotas que superan el valor de activos particulares.
- Un contrato de leasing puede involucrar ciertas limitaciones de uso, por lo que no siempre es posible aprovechar los activos obtenidos de esta manera de forma total.
- Dependiendo del contrato firmado, tu empresa podría ser responsable de cualquier gasto de mantenimiento y reparación.
- No hay posibilidad de regresar el activo antes de tiempo, por lo que, incluso si ya no lo necesitas, deberás continuar pagando las cuotas acordadas en un inicio.
- Tu empresa no es propietaria de los activos arrendados, por lo que no podrás modificarlos o mejorarlos de ninguna manera.
- Se trata de un producto situacional, es decir, que no puede ser aprovechado de manera general, sino solo en casos más específicos.
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¿Cuáles son los tipos de leasing?
A pesar de que distintos contratos individuales de leasing pueden variar de muchas maneras, son 3 los tipos principales que existen de este producto: el leasing financiero, el leasing operativo y el lease back. Esto es lo que cada uno de ellos conlleva:
Leasing financiero
Consiste en arrendar uno o más activos fijos adquiridos por una institución financiera u otra entidad, por un tiempo determinado y a cuotas fijas mensuales, con la opción de comprar los activos prestados al momento de finalización del periodo acordado. En esta clase de leasing, tu empresa debe hacerse cargo de cualquier costo de mantenimiento que surja durante la duración del contrato.
Se trata del tipo más común; por lo tanto, existe una mayor cantidad de proveedores que ofrecen este servicio.
Leasing operativo o renting
De manera similar al leasing financiero, en un contrato de leasing operativo tu empresa arrienda uno o más activos proporcionados por un proveedor a cambio de cuotas periódicas, con la diferencia de que no tendrás la opción de comprarlos una vez termine el contrato firmado. En su lugar, el proveedor asume la responsabilidad total de cualquier costo de mantenimiento.
Lease Back
En un contrato de lease back, tu empresa vende ciertos activos a otra organización para recibir una inyección inmediata de liquidez; al mismo tiempo, esta arrendará los activos vendidos a cambio de una cuota mensual, pagada al comprador, para continuar utilizándolos en la medida en que lo necesite.
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¿Cuál es la diferencia entre el leasing y el renting?
El leasing financiero o, simplemente, leasing y el leasing operativo o renting se diferencian en 2 aspectos principales: en la posibilidad de adquirir un activo al finalizar un contrato de arrendamiento y en la entidad que asume los costos de mantenimiento.
En primer lugar, mientras que en un contrato de leasing siempre existe la posibilidad de adquirir un activo al finalizar su arrendamiento, esto no ocurre en ningún contrato de renting.
Por otra parte, mientras que el proveedor siempre deberá asumir cualquier costo de reparación o mantenimiento en un contrato de renting, tu empresa tendrá la responsabilidad de hacerlo en un contrato de leasing.
¿Cuál es la diferencia entre leasing y un crédito?
Suponiendo que serían utilizados de la misma manera, en la adquisición de un activo o activos específicos, el leasing y el crédito se diferencian en la entidad que se vuelve propietaria del activo al momento de su compra.
Por un lado, al contratar un crédito para adquisición de activos, una institución financiera le dará a tu empresa los recursos para realizar las compras que necesite, las cuales serán de su propiedad al momento. En cambio, al optar por un contrato de leasing, los activos serán propiedad de la institución arrendadora y no de tu negocio, al menos hasta el momento en el que venza el contrato inicial.
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¿Cuándo conviene el leasing para mi negocio?
Si bien es cierto que puedes aprovechar el leasing de cualquier forma que resulte más conveniente para tu negocio, existen 3 casos en donde recurrir a él podría ser particularmente relevante:
- Si necesitas adquirir un vehículo, equipo de maquinaria u otro activo, pero no estás seguro de si la inversión será rentable a largo plazo. Con el leasing podrás tener acceso a lo que necesites y podrás obtener información directa sobre su productividad.
- En caso de que el activo a arrendar vaya a ser utilizado de forma intensiva, acelerando rápidamente su devaluación. El leasing te permitirá utilizarlo en un esquema de pagos más accesible y te dará la oportunidad de arrendar un activo más nuevo al finalizar un contrato, en lugar de adquirir uno con mayor desgaste.
- Cuando la adquisición de ciertos activos es esencial, pero su costo inicial podría afectar seriamente la liquidez de tu negocio. En este caso, el leasing te ayudará a conseguir lo que necesites, sin agotar tus niveles de capital.
Al final del día, el leasing puede ser una opción conveniente para cubrir ciertas necesidades de tu negocio, pero conocer a fondo todo lo que este producto conlleva te ayudará a identificar situaciones en donde conviene contratarlo y escenarios en donde otras alternativas, como el adelanto de facturas (factoring) o el pago financiado a proveedores (confirming), podrían ser más relevantes.
De cualquier manera, para construir un score crediticio saludable y evitar el riesgo de sobreendeudamiento, lo mejor es utilizar diferentes soluciones de financiamiento que demuestren la capacidad de tu empresa para manejar distintas condiciones y que se adapten a tus necesidades estacionales.
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