Son muchas las razones por las que una empresa puede tomar la decisión de recurrir a alternativas flexibles de financiamiento sobre otras opciones más rígidas y predecibles, desde para afrontar ventas cíclicas y altamente estacionales, hasta para lidiar con cualquier cambio en el mercado de manera más exacta y sin contraer deuda excesiva.
Las opciones de financiación de este tipo son numerosas pero, aunque todas comparten la flexibilidad como característica principal, cada una aporta beneficios distintos y trae consigo desventajas particulares que es buena idea conocer antes de llegar a una decisión final.
¿Cuál de ellas es mejor? Aquí lo exploramos a fondo, hablando sobre las 6 opciones de financiamiento flexible más comunes, sus beneficios y sus limitaciones. Todo con el fin de ayudarte a llegar a una decisión más rápida y satisfactoria sobre a cuál recurrir.
Factoring o factoraje
El factoring o factoraje es un tipo de financiación que consiste en el adelanto de cuentas por cobrar con el fin de lograr una inyección rápida de capital.
De manera resumida: tu empresa cede cierta cantidad de sus facturas por cobrar a una institución financiera y esta se encarga de brindarle inmediatamente un porcentaje de ellas (usualmente del 80% o más), una vez pagadas las facturas pendientes, tu empresa paga el financiamiento con el total recibido.
Su flexibilidad radica, principalmente, en el monto financiado, pues el factoring te permite adelantar el cobro de todas tus facturas, cierto porcentaje de ellas o incluso facturas individuales, de acuerdo con las necesidades de liquidez de tu organización en cada momento.
Además, se trata de una opción a corto plazo que se puede liquidar rápidamente, a más tardar, en un plazo de unos cuantos meses, por lo que no genera la deuda excesiva que las alternativas a largo plazo son capaces de crear.
Confirming
El confirming o factoring inverso, se basa en el pago a proveedores por medio de financiamiento de esta forma: tu empresa paga sus cuentas por pagar a proveedores por medio del crédito de una institución financiera y, a corto plazo (en un periodo de hasta 120 días, generalmente) devuelve el financiamiento otorgado junto con los intereses generados.
El fin de esta clase de financiamiento es el de preservar la liquidez de tu empresa y, al igual que el factoring, se trata de una alternativa flexible debido a que permite la personalización de montos financiados según la cantidad de cuentas por pagar que tu empresa desee cubrir temporalmente por este medio.
De la misma forma, otra ventaja está en sus intereses, los cuales se generan a corto plazo, así que su total suele ser menor que el de alternativas tradicionales con un periodo de amortización mayor.
Crédito revolvente
Otra opción popular de financiamiento flexible son las líneas de crédito revolvente, las cuales funcionan justo como una tarjeta de crédito tradicional en el sentido de que tu empresa puede disponer los fondos que necesite de ella según sus necesidades mensuales y su límite particular de crédito, pagando únicamente cuotas mensuales respecto a los fondos utilizados.
Entre sus ventajas, destacan la flexibilidad que ofrecen en la disposición de fondos y el potencial para ser una opción de bajo costo gracias a que no generan intereses siempre y cuando su saldo mensual sea pagado a tiempo y en su totalidad.
¿Sus desventajas? Generalmente, involucra costos adicionales, como comisiones y tarifas de servicio, y maneja tasas de interés variables, las cuales cambian a lo largo del tiempo y tienen el potencial para generar grandes cantidades de costos innecesarios cuando los saldos mensuales del crédito no son cubiertos completamente.
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Financiamiento de capital de trabajo
El financiamiento de capital de trabajo es, generalmente, un tipo de préstamo empresarial, pero diseñado a corto plazo y con el propósito de ayudar a tu empresa a cubrir sus necesidades inmediatas de capital, es decir, aquellos compromisos de pago con vigencia menor a un año.
Tal y como un préstamo, está estructurado conforme a plazos fijos de amortización y cuotas mensuales de pago establecidas, pero su corta duración le brinda flexibilidad que otros préstamos a largo plazo no pueden proporcionar.
Esto, a través de un periodo más rápido de amortización que permite solicitar financiamiento y devolverlo de manera rápida antes de que genere más deuda, algo muy valioso para empresas estacionales, que pueden requerir financiación para cubrir gastos en meses lentos, pero que no necesitan de un préstamo a largo plazo que genere deuda adicional.
Leasing o arrendamiento financiero
En un contrato de leasing o arrendamiento, tu empresa solicita un activo fijo específico a una institución y esta se encarga de conseguirlo y proporcionarlo a cambio del pago de cuotas fijas, determinadas por el plazo del contrato, el valor del activo y los intereses acordados.
Una vez terminado el plazo acordado, tu empresa tiene la opción de comprar el activo solicitado, devolverlo o, inclusive, cambiarlo por uno mejorado y rentarlo bajo el mismo sistema.
Esto aporta flexibilidad de 2 maneras: en primer lugar, permite distribuir los costos de un activo a lo largo de un periodo de tiempo para disminuir el impacto de una compra de equipo en tu flujo de efectivo. Además, brinda acceso a nuevas y diversas tecnologías con distinto nivel de relevancia según las necesidades del mercado, algo que brinda adaptabilidad.
Por supuesto, es importante mencionar que, a largo plazo, los activos adquiridos por medios del leasing tienen un costo más elevado debido a los intereses adicionales involucrados.
Aunado a esto, en un contrato de arrendamiento, tu empresa se compromete a pagar la totalidad del financiamiento, sin importar si no lo utiliza del todo o si las condiciones del mercado cambian drásticamente y el activo adquirido se vuelve obsoleto, lo cual puede implicar un riesgo financiero importante.
Revenue Based Financing
Aunque no muy común, el Revenue Based Financing (RBF), un concepto que engloba varios tipos diferentes de financiamiento, ha adquirido relevancia debido a la forma en la que combina ventajas del financiamiento mediante capital con la generación de deuda para dar acceso a capital, pero sin dilución del poder de decisión sobre una organización.
Bajo un modelo de Revenue Based Financing, tu empresa recibe cierta cantidad de recursos por parte de un inversionista sin que este compre un porcentaje de sus acciones. Para devolver este préstamo, tu negocio paga una cuota mensual, determinada por la cantidad de ganancias (revenue) que genere mes con mes.
De esta forma, tu empresa no debe preocuparse por meses de bajas ventas o ciclos de estacionalidad que dificulten el pago de su financiamiento, pues las cuotas se adaptan solo a lo generado mensualmente.
A pesar de sus ventajas, el RBF también trae consigo ciertas limitaciones y desventajas importantes. Por ejemplo, dado que representa un riesgo mayor para prestamistas, suele ir acompañado de altos intereses que llegan a poner grandes presiones sobre la rentabilidad.
Adicionalmente, aunque está en crecimiento, se trata de una solución de financiamiento poco común en Latinoamérica, así que encontrar un proveedor confiable de ella no es una tarea sencilla.
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Esta información te brinda un panorama claro de las clases de financiamiento flexible que existen en la actualidad y, si bien es cierto que la mejor decisión posible depende de las características y necesidades específicas de tu empresa, todo esto te puede ayudar a comprender mejor los pros y contras de cada decisión y así llegar a una elección más satisfactoria.
Lo cierto es que el factoring y confirming se destacan entre esta lista debido a su adaptabilidad en materia de montos y plazos de financiación. Y, si llamaron tu atención, Xepelin puede ser tu mejor opción para acceder a ellos, pues los ofrece de manera rápida y 100% digital, sin trámites, en tan solo un par de horas y de acuerdo con el capital que tu empresa necesite.
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