La modernización de maquinaria, herramientas, edificios y otros tipos de infraestructura es clave para mantener la capacidad productiva de tu empresa y satisfacer las crecientes exigencias del mercado.
¿El reto? Este proyecto suele involucrar una gran cantidad de costos de mantenimiento, actualización y adquisición de equipo.
En este contexto, hay un tipo de financiación que puede ser relevante para muchos tipos de negocios: el crédito refaccionario. Pero, para saber cuándo utilizarlo y así evitar problemas de sobreendeudamiento, ahorrar dinero y aprovecharlo al máximo, hay ciertas cosas que primero debes saber sobre este.
¿Qué es un crédito refaccionario? ¿Cuál es su fin?
El crédito refaccionario es un tipo de financiamiento empresarial a mediano o largo plazo que funciona como un préstamo de negocios tradicional, con pago de cuotas mensuales, pero diseñado específicamente para cubrir necesidades de renovación o adquisición de infraestructura o activos diversos, desde inventario, hasta inmuebles o equipo de producción.
Usualmente, el activo adquirido o renovado gracias a este crédito funciona como un aval o garantía sobre el que el proveedor del financiamiento (acreedor) tiene derecho en caso de que la empresa receptora del crédito (deudor) no pueda pagarlo en las cuotas establecidas.
Debido a estas características, es utilizado de manera común por empresas en industrias con un gran volumen promedio de activos fijos, como la agricultura, la manufactura, la construcción y la minería, pero lo cierto es que este crédito también puede ser una solución relevante para otros tipos de organizaciones.
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Ventajas del crédito refaccionario
Por sus rasgos únicos, un crédito refaccionario puede brindar ventajas como estas:
- Genera capacidad para expandir operaciones y crecer por medio de una mejor o mayor infraestructura.
- Inyecta liquidez que genera estabilidad para operar en circunstancias cambiantes.
- Brinda acceso inmediato a bienes que no podrían ser adquiridos al mismo ritmo en otras circunstancias.
- Trae consigo menor riesgo, ya que las ganancias generadas a partir de los nuevos o renovados activos pueden ser aprovechadas para cubrir el monto del préstamo.
- Es una financiación predecible, pagada a cuotas periódicas, a diferencia de una línea de crédito revolvente o tarjeta de crédito.
- Ofrece plazos de pago extensos que facilitan su devolución.

Desventajas y limitaciones del crédito refaccionario
Antes de elegir este tipo de financiación debido a sus ventajas, también es importante considerar que puede implicar algunas desventajas y limitaciones:
- Depende de un plan de negocios sólido que le demuestre a instituciones financieras cómo será usado; sin este, el financiamiento difícilmente será otorgado o podría ser complicado devolverlo.
- Como cualquier otro crédito simple, genera intereses que se deben gestionar adecuadamente para evitar contraer deuda innecesaria.
- Si no se cumplen los pagos acordados, existe el riesgo de tener que devolver el activo adquirido o renovado debido a su condición de garantía.
- Al adquirirlo en la banca tradicional, tramitarlo puede involucrar procesos tardados y complejos que dificultan el acceso a los recursos que ofrece.
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¿Cuándo conviene solicitar un crédito refaccionario?
Entonces, tomando todo esto en cuenta, ¿en qué momento o circunstancias es un crédito refaccionario una buena solución? Generalmente, es buena idea recurrir a esta alternativa en situaciones en las que una mejor infraestructura es necesaria para crecer y competir, por lo que la deuda y riesgos que este crédito representa son justificables.
La obligación que un crédito refaccionario conlleva también puede ser justificada en escenarios en los que los activos productivos actuales ya no funcionan de la forma deseada y están generando pérdidas económicas y productivas importantes. En este contexto, esta financiación puede brindar la liquidez requerida para salir de un obstáculo productivo y regresar a la normalidad.
Requisitos para conseguir un crédito refaccionario
Los requisitos de un crédito refaccionario pueden variar mucho entre instituciones financieras, pero, generalmente, estos son algunos de los más comúnmente solicitados:
- Contar con un historial de crédito positivo
- Tener un plan que explique la forma en la que serán usados los recursos del crédito
- Estados financieros que comprueben estabilidad económica
- Documentos que comprueben identidad, legalidad, etc.
Alternativas al crédito refaccionario
Un crédito refaccionario puede ser un recurso muy útil, pero es importante recordar que las necesidades de liquidez que busca cubrir, también puede ser satisfechas con otras soluciones, como el factoraje (adelanto de facturas), el confirming (financiamiento a proveedores) e incluso el leasing o arrendamiento financiero.
Al final del día, lo que importa es conocer a fondo lo que cada uno conlleva, para así elegir el más apropiado en cada situación y evitar problemas de deuda innecesaria o créditos insuficientes.
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