Una estrategia adecuada de gestión de activos y pasivos, o asset-liability management (ALM), es crucial para garantizar la supervivencia de un negocio a lo largo del tiempo. Cuando esta se lleva a cabo de forma correcta, un negocio puede afrontar exitosamente sus obligaciones de pago y contar con un buen historial crediticio que le brinde acceso ágil a financiamiento.
Sin embargo, muchas estrategias son propensas a fallar cuando se enfocan desproporcionadamente en reducir pasivos o aumentar activos de forma separada, sin pensar en el balance que debe existir entre ellos. Por lo que en este artículo, hablaremos sobre las claves para una mejor gestión de activos y pasivos, aprovechando ambos para generar mayores ganancias y construir solvencia en un negocio.
Apoyarse en una herramienta digital de gestión financiera
El método tradicional de consultar una gran cantidad de documentos contables para monitorear flujos de caja, realizar proyecciones y llevar a cabo procesos de analítica, es vulnerable a errores frecuentes en el registro e interpretación de los datos. Por esta razón, en la actualidad, las empresas deben aprender a utilizar la tecnología disponible (como los ERP) para alcanzar sus metas de crecimiento y productividad.
Un ERP en tiempo real suele ser la mejor opción para controlar las finanzas de forma ágil y confiable, en un solo lugar, ya que este tipo de herramientas funcionan rastreando los datos vinculados a tu organismo fiscal, lo que puede reunir entre datos históricos y vigentes de tu negocio de forma automática y en cuestión de minutos. Lo que te asegura su correcta capturación y el control de tus facturas en un solo lugar.
De esta manera, son capaces de llevar una gestión mucho más organizada y con indicadores clave que te avisan cómo van tu empresa según los índices contables que requieras, además de que puedes proyectar tu flujo de caja, anticiparse a la necesidad de financiamiento, monitorear de cerca el volumen de deuda, los días de cobro y pago y seguir constantemente los ingresos y egresos totales para determinar la salud de tu empresa.
Identificar posibles riesgos
Un plan de ALM apropiado debe de anticiparse a desafíos futuros y saber cómo identificar cualquier riesgo financiero que pueda afectar a una empresa. Este debe de enfocarse en detectar y reducir, en medida de lo posible, 4 tipos de riesgos:
- Riesgos de liquidez y solvencia, que surgen de la falta de recursos que pueda tener una empresa para afrontar todas sus obligaciones de pago. Una estrategia de gestión apropiada de activos y pasivos debe de mantener un buen nivel de liquidez, sin caer en excesos de efectivo que pierdan valor a lo largo del tiempo.
- Riesgos de tipo de interés, que aumentan cuando las deudas no son monitoreadas correctamente y generan un alto nivel de intereses. Cualquier plan ALM debe de encontrar formas de reestructurar la deuda y optimizarla para generar ganancias.
- Riesgos cambiarios derivados de fluctuaciones en el valor de monedas de cambio al realizar transacciones internacionales. La mejor forma de controlarlos es con herramientas de pago internacional que te ayuden a respetar la tasa de cambio sin incluir comisiones o cargos extra. Así aseguras obtener la mejor tasa de cambio en tus transacciones internacionales.
- Riesgos de inversión relacionados con gastar en un proyecto que no genere rentabilidad. Las estrategias ALM deben de considerar esta posibilidad y realizar proyecciones y cálculos de ratios de rentabilidad de cada inversión para mitigarla.
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Anticiparse al futuro mediante proyecciones
Administrar las cuentas de un negocio mes con mes es una estrategia que resulta deficiente al momento de afrontar desafíos porque brinda poca flexibilidad ante imprevistos. Esta es la razón por la que las proyecciones son clave en la gestión de activos y pasivos, ya que permiten gestionar de mejor manera los recursos al anticipar las necesidades y oportunidades futuras en conjunto con las del presente.
Concretamente, las proyecciones deben utilizar patrones y tendencias pasadas para tratar de prevenir cambios futuros, y una proyección acertada deberá estar compuesta de los siguientes elementos:
- Revenue estimado según datos históricos y temporalidad, tomando en cuenta factores financieros externos (inflación, volatilidad de acciones, cambios en divisas, aumentos en precios de materiales, etc.) y factores del mercado (como ciclos de demanda, cambios en la competencia, surgimiento de nuevas empresas, etc.).
- Obligaciones de pago estimadas, considerando cambios internos (como fusiones o adquisiciones programadas, reestructuraciones, etc.) y la adquisición de nuevos activos o pasivos según las fluctuaciones esperadas del mercado y los cambios financieros aplicables.
- Cash flow esperado después de restar las obligaciones estimadas de los ingresos anticipados, encontrando el working capital que estará disponible en determinado momento para invertir y adquirir recursos.
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Controlar la liquidez y generar solvencia
Uno de los aspectos más importantes en la gestión de activos y pasivos, es sostener el equilibrio constante entre liquidez y solvencia. En primer lugar, es necesario mantener un nivel de liquidez que sea suficiente para afrontar las obligaciones a corto plazo y para invertir en nuevas estrategias de crecimiento. Aunque se puede monitorear la liquidez a través del balance general de un negocio, esta información se registra solamente mes con mes, por lo que no siempre está actualizada en el momento en el que se necesita.
Por esto, la mejor forma de monitorear la liquidez de un negocio es utilizando una herramienta de monitoreo en tiempo real que registre cambios en el momento en el que suceden, pintando una imagen más clara y realista sobre el capital que el negocio tiene para realizar sus operaciones en cualquier instante.
Por otro lado, aunque el nivel de liquidez debe de ser suficiente para cubrir las obligaciones y planes a corto plazo de una empresa, un exceso de capital trabajo tampoco es lo mejor, ya que el efectivo y otros activos corrientes pueden perder valor rápidamente. Idealmente, este exceso de liquidez debe de ser utilizado para invertir en nuevas estrategias y activos fijos que contribuyan a crear una mejor solvencia.
Otras estrategias viables para aumentar la solvencia giran en torno a reducir costos excesivos y eliminar gastos innecesarios, y a gestionar el volumen de deuda correctamente para aprovechar los recursos que ofrece, sin contraer un nivel demasiado elevado.
Gestionar la deuda
Como parte del manejo de solvencia y de la estrategia para balancear activos y pasivos, es vital saber cómo manejar las obligaciones de pago originadas por financiamiento. Es importante aclarar que la deuda por sí misma no es algo negativo, ya que permite adquirir los recursos necesarios para alcanzar nuevas metas, esta solo se convierte en un problema cuando su volumen es demasiado o cuando no se siguen las prácticas apropiadas para controlarla.
La gestión de la deuda se divide en 3 partes según la gravedad de esta: priorización, reordenamiento y reestructuración. Estas se componen de las siguientes maneras:
- Priorización: consiste en monitorear de cerca el volumen de deuda para seleccionar aquellas obligaciones que conllevan el mayor número de repercusiones en caso de no ser solventadas y priorizar su pago. Por ejemplo: rentas, impuestos, pago a proveedores y todo tipo de préstamos empresariales. Esta es la mejor opción cuando existen los recursos necesarios para pagar la deuda, pero esta se encuentra desordenada.
- Reordenamiento: se basa en negociar la unificación de deudas con distintas tasas de interés (pero que se deben pagar a una misma institución), para así pagar una sola cuota de interés mensual. Generalmente, esto se logra a través de un aumento en la amortización de la deuda, es decir, en su plazo de pago. Aunque esta opción es menos radical que la reestructuración, solo se debe recurrir a ella cuando el volumen de deuda es elevado.
- Reestructuración: cuando la deuda es demasiado elevada y no existen los recursos necesarios para pagarla, lo mejor es negociar una reestructuración. Esta consiste en llegar a nuevos acuerdos en cuanto a las tasas de interés y plazos de pago, lo cual facilitará el pago de la deuda. Esta opción es un último recurso, por lo que no se debe recurrir a este a menos que exista un caso extremo.
Aunque se solvente por completo una deuda empresarial, la necesidad de obtener financiamiento para expandir operaciones y alcanzar nuevas metas podría seguir siendo una posibilidad.
Una buena alternativa a los préstamos o créditos tradicionales, ya que no genera deuda excesiva, es el factoraje o factoring, que consiste en el pago adelantado de facturas pendientes de cobro. De esta forma, es posible convertir un recurso con el que ya cuenta una empresa (sus cuentas por cobrar) en liquidez inmediata obtenida de forma segura y ágil, en menos de 72 horas.
Monitorear la eficacia de tus activos
Monitorear la deuda es importante para reducir riesgos financieros, pero la revisión constante de activos es igual de necesaria ¿Cuál es la razón? Dado que los activos deben de contribuir a la generación de revenue, cuando estos no están siendo eficaces en este ámbito, lo mejor es evaluarlos y buscar estrategias para mejorar su rendimiento o buscar otras formas de aprovecharlos.
Para determinar la eficacia de los activos de una empresa, se pueden calcular algunos indicadores de desempeño y ratios de rentabilidad como los siguientes:
- ROA (Return on assets): que consiste en la proporción entre los activos de una empresa y sus ganancias netas, y se calcula dividiendo los beneficios totales entre los activos totales, multiplicando el resultado por 100.
- Tasa de rotación de activos: es un indicador que muestra la relación entre los activos de una compañía y sus ingresos totales en determinado periodo, mostrando la eficiencia de la compañía en utilizar sus activos para conseguir ventas. Se calcula dividiendo los ingresos totales (ventas) entre el valor de todos los activos.
- Tasa de rotación de inventario: indica que tan efectiva es una empresa en vender su inventario (un activo corriente) para generar ingresos, y se calcula dividiendo el costo de producción y venta de los bienes vendidos, entre el valor promedio del inventario.
En cualquiera de estos casos, los resultados deben interpretarse tomando en cuenta 3 cosas:
- Un número mayor siempre será lo ideal.
- Para evitar sesgos, como un incremento repentino de ingresos por la venta de activos, lo mejor es monitorear estos indicadores a lo largo del tiempo.
- Para comprender el verdadero significado de un cálculo, se debe comparar con el promedio de la industria a la que pertenece la empresa, ya que, en algunos sectores, un ratio aparentemente pequeño puede ser perfectamente normal o incluso positivo en comparación.
En concreto, la gestión de activos y pasivos debe de estar orientada a mantener un balance entre ambas partes para conseguir un crecimiento progresivo en las ganancias netas de un negocio. Para facilitar esta tarea, puedes apoyarte en un ERP de gestión financiera que te permita rastrear en tiempo real todos los cambios en el volumen de compras y ventas de tu empresa, realizar proyecciones basadas en datos históricos y monitorear de cerca el nivel de deuda para evitar retrasos en pagos o contraer deudas demasiado elevadas.
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