Métricas como el ROA, ROE y ROIC son cruciales para analizar la rentabilidad general de tu empresa y conocer la proporción exacta entre sus diversos gastos y las ganancias que genera a partir de ellos.
Sin embargo, estas no dicen mucho sobre el nivel de desempeño financiero a un nivel más particular y, dado que esto es esencial para tener una visión completa de tus finanzas, siempre es buena idea complementar su análisis con otro indicador esencial: el ROI.
Con el fin de ayudarte a comprender perfectamente el estado de salud de tu negocio desde lo más específico, en este artículo te decimos lo que el ROI es, lo que dice y lo que debes saber para interpretarlo de manera precisa.
¿Qué es el ROI? ¿Qué puede decir sobre tu empresa?
El ROI (Return on investment) o retorno sobre la inversión es un indicador o ratio financiero que revela si una inversión particular es rentable o no a través de la comparación entre el gasto que esta representa y el beneficio económico que genera a cambio.
De esta forma, puede darte una idea clara de si una inversión se debe continuar, aumentar, reducir o suspender con base en la magnitud con la que crea mayores ganancias de las que consume.
¿Cuál es la diferencia entre el ROA y el ROI?
Ambos son considerados como ratios de rentabilidad, y lo cierto es que siempre es buena idea calcularlos en conjunto para crear una visión más completa sobre el estado de salud financiera de tu empresa, pero el ROA y el ROI miden cosas diferentes, además de que su alcance no es el mismo.
Por un lado, el ROI cuantifica la relación entre una inversión particular y el beneficio que genera para averiguar si esta es rentable. En cambio, el ROA se encarga de medir la relación entre todos los activos de tu empresa y las ganancias generadas a partir de ellos a un nivel más general, esto con el fin de determinar si estos están siendo aprovechados de forma eficiente.
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¿Cuál es la diferencia entre el ROE y el ROI?
Tal y como sucede con el ROA, el ROE tiene una relación complementaria con el ROI, pero se trata de métricas que miden aspectos distintos de rentabilidad y a un nivel diferente.
Mientras que el ROI mide la rentabilidad de una inversión particular, el ROE mide la relación entre el capital aportado por accionistas y las ganancias de tu empresa para revelar si este está siendo utilizado eficientemente, todo ello, a un nivel mucho más general.
¿Cómo se calcula el ROI? Fórmula
Para calcular el ROI de cualquier inversión que necesites evaluar, lo único que debes hacer es dividir el beneficio neto que ha creado (ganancia - inversión) entre el gasto que implicó, y luego multiplicar este resultado por 100, siguiendo lo establecido por esta fórmula:
ROI = (Beneficio neto de una inversión/Inversión total) x 100
El resultado mostrará el porcentaje de diferencia que existe entre la inversión realizada y su retorno. Si este es mayor a cero, entonces la ganancia obtenida es mayor que la inversión, indicando que esta última es rentable; de lo contrario, la inversión no es rentable, pues el gasto que implica es mayor al beneficio que genera.
¿Cuál es el ROI ideal? Pasos para interpretar el ROI
Aunque las guías anteriores pueden brindarte una idea básica de lo que un valor ideal de ROI es, no es suficiente para conocer si un resultado particular es, verdaderamente, positivo o negativo.
¿Por qué razón? El ROI ideal depende mucho de la empresa que lo posee, su industria, el tipo de inversión y sus metas particulares, pues un resultado positivo para un sector o área puede ser demasiado pequeño para otro y viceversa.
Entonces, la única manera de determinar si un cálculo es algo bueno o malo es siguiendo estos pasos:
- Determina si el ROI es mayor o menor a cero. Generalmente, un ROI mayor a cero siempre es algo bueno y uno menor no es ideal, pero todo depende de otros factores.
- Evalúa si la inversión es a corto o largo plazo. Sin importar el plazo de una inversión, un ROI mayor a cero es algo mejor; no obstante, considera que una inversión a largo plazo (como en innovación, capacitación, infraestructura, etc.) puede tener un ROI negativo inicial y crecer a lo largo del tiempo.
- Compara con resultados anteriores. Para evaluar objetivamente el retorno de una inversión, lo mejor es compararlo con resultados anteriores y medirlo progresivamente. ¿Por qué? Un resultado puede parecer positivo a primera vista, pero, si al compararlo con valores históricos indica una tendencia a la baja, entonces podría no serlo.
- Toma en cuenta el área de inversión. Por su naturaleza, las inversiones en algunos departamentos tenderán a generar un retorno positivo antes que otras.
- Considera tu sector. En cada industria existen estándares particulares de desempeño, por lo que la única forma de saber si un resultado es bueno, es poniéndolo en el contexto del sector correspondiente.
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Ejemplo de cálculo e interpretación del ROI
Para brindar una idea más concisa de cómo se debe evaluar e interpretar el ROI, aquí hay un ejemplo que puede servir como referencia:
Una empresa farmacéutica invirtió recientemente (en los últimos 3 meses) en el desarrollo de un nuevo fármaco y desea medir la rentabilidad de este proyecto calculando su ROI para conocer si este debe seguir o si debe ser suspendido.
Al momento de realizar el cálculo, encuentra que su proyecto ha costado alrededor de $1,500,000 y, aunque este no ha logrado traducirse en una nueva patente o producto, ha atraído inversiones equivalentes a $1,300,000.
Con estos datos, la empresa ahora puede comenzar a calcular el ROI de su inversión, empezando por medir el beneficio neto del proyecto al restar de sus ganancias (1,300,000) el valor de su inversión (1,500,000) para así llegar a un resultado de -$200,000.
Siguiendo la fórmula del ROI ((Beneficio neto de una inversión/Inversión total) x 100), la empresa divide este resultado entre el total invertido en el proyecto y obtiene un valor de -0.13 que, al ser multiplicado por 100, resulta en un ROI del -13%, indicando una diferencia negativa entre los beneficios del proyecto y su costo.
Queda claro que, hasta ese momento, la empresa ha perdido dinero, pero ¿es este un resultado tan negativo? Para saberlo, se evalúan datos históricos y de su industria y se encuentra lo siguiente:
- En promedio, inversiones similares en I+D tardan hasta 1 año en ser rentables.
- El ROI promedio después de los 3 meses en inversiones parecidas dentro de la industria farmacéutica es del -5%.
- En su primer mes, el proyecto tenía un ROI del -26%.
Con estos datos, la empresa descubre que, aunque su ROI es inferior al estándar de la industria, se trata de una inversión a largo plazo, por lo que es normal que aún no llegue a ser rentable. Además, la rentabilidad del proyecto ha ido incrementando mes con mes, algo que resulta positivo.
Contemplando todo esto, la empresa decide continuar con el proyecto, pero, para intentar acercarse al ROI promedio de su sector, pone en práctica ciertas medidas para eliminar ineficiencias operativas de sus procesos de investigación y así ahorrar tiempo valioso que reduzca costos.

¿Por qué es importante monitorear este indicador?
Aunque la fórmula para calcularlo es sencilla de aplicar, conseguir interpretar el ROI de un proyecto puede no ser tan fácil, así que algunos líderes de negocios podrían preguntarse: ¿Por qué invertir tiempo en monitorear este indicador de forma continua?
La respuesta a esto está en los beneficios de hacerlo, pues con una vigilancia constante del ROI, es posible conseguir información valiosa para tomar mejores decisiones financieras, como invertir más en un proyecto exitoso, suspender inversiones ineficaces para ahorrar dinero y ajustar el gasto en un proyecto para que este sea más rentable o genere menos pérdidas.
Si bien es cierto que el ROI es solo una parte de la salud de una empresa, sin él, tal vez sea posible tomar decisiones de inversión, pero no hay forma de justificarlas objetivamente o asegurar su éxito.
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¿Qué se puede hacer para mejorar el ROI?
En caso de que un resultado no sea el ideal para tu empresa, puedes mejorar el ROI de un proyecto enfocándote en optimizar 3 áreas principales: la fijación de metas, la eficiencia operativa y la distribución de recursos.
Fijación de metas: con metas claras sobre lo que deseas lograr con una inversión específica, cada miembro de tu empresa puede orientar sus decisiones hacia el alcance de estas con acciones concretas.
Eficiencia operativa: la eficiencia operativa implica generar más con la misma inversión de recursos a través de mejores procesos y menos desperdicios de tiempo y dinero. La automatización, la capacitación y la gestión de procesos son algunas medidas que puedes aplicar para lograrla.
Distribución de recursos: no todas las inversiones requieren la misma cantidad de recursos para ser rentables. Por lo tanto, si encuentras formas de asignar de mejor manera el gasto de tu negocio, es posible que consigas potenciar ciertas inversiones sin afectar a otras.
Entendiendo a fondo lo que el ROI puede revelar sobre tus finanzas empresariales y sabiendo completamente cómo calcularlo e interpretarlo, esta simple métrica es capaz de darte información clave que te permita mejorar, poco a poco, la rentabilidad y el estado general de salud de tu negocio.
Es importante recordar que el ROI solo muestra una parte de la rentabilidad, eficiencia y estado de bienestar financiero de tu empresa, así que lo mejor que puedes hacer es calcularlo junto con otros indicadores y KPI para así conseguir una imagen mucho más clara.
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